
Su cerebro es un minucioso, inteligente pero lento movimiento de engranes ya oxidados
En su cara no refleja ni una sola mueca.
Sus manos son dos pequeñas tenazas ya inmovilizadas de tanto uso.
Un robot que no ha hecho mas que servir a los demás, y ellos sin embargo lo han descuidado no le han dado ni un poco de su atención. Este no ha pedido nada cambio; su batería ya casi inservible lo ayuda a concretar sus últimos movimientos, sus últimas órdenes.
El no puede atenderse así mismo necesita de alguien que le ayude, sabe que cuando ya no funcione mas lo remplazaran por uno mas reciente o de mejor calidad sin darse cuenta que el aun funciona, solo es cuestión de reparar y volverá a hacer el mismo eficiente y perfecto artefacto que antes pudo llamar su atención.